¿Líderes?

CONCEPTOS EQUIVOCADOS DE LOS LIDERES

Los líderes son una rareza

Los grandes líderes son tan raros como los artistas extraordinarios o los grandes actores, sobre todo en nuestros tiempos en que existe tal ausencia de este tipo de seres. 

Pero no deja de sorprendernos la existencia de individuos que en su trabajo no destacan pero que en cambio son gentes connotadas dirigiendo en sus horas libres organizaciones religiosas, de alcohólicos anónimos, ecologistas o artísticas y deportivas, lo cual nos indica que la acción de ser líder es parecida a la de ser padre o madre de familia, es decir que está implícita en la naturaleza humana la posibilidad del liderazgo en todos los seres.

Los líderes son carismáticos

Es indiscutible que algunos seres humanos poseen un don de gentes especial, que los hace conquistar fácilmente la aceptación y la simpatía de los demás, pero esto no significa que sea una cualidad que posean todos los líderes, ya que algunos, en lugar de atraer, más bien inspiran miedo o terror, pero es evidente que mientras más alta sea la investidura del líder, su sencillez se convertirá automáticamente en carisma; así imaginemos a un primer mandatario saludando de mano a sus subordinados o atendiendo pequeñas cortesías con los demás, lo cual se traduciría en un incremento de su carisma, en cambio, el líder mediocre, entre más alto está, más pedante y despreciativo se comporta, olvidando que gracias a que tiene seguidores puede mantenerse en el puesto en que está, y si desea ascender requiere aún más apoyo de los demás.

En conclusión, el carisma se puede adquirir poniendo especial cuidado en las actitudes de cortesía hacia nuestros seguidores; y a la inversa se perderá en la medida en que el líder menosprecie y humille a los demás.

Los líderes sólo existen en las cúspides organizacionales

Se ha pensado por tradición que solamente es líder aquel que está en la cumbre.

Es indiscutible que quien ostenta la máxima jerarquía en cualquier tipo de organización es el líder máximo, pero se ve obligado a delegar su liderazgo en otros subordinados, quienes a su vez, dependiendo del tamaño de la organización, se verán obligados a delegar parte de su liderazgo.

Dirigir significa fundamentalmente hacer a través de los demás, lo cual se traduce en que cualquiera que tenga subordinados adquiere la condición de líder; así, por ejemplo, el hecho de ser padre o madre de familia nos convierte en líderes de nuestros hijos, lo queramos o no, influimos en forma definitiva en sus modelos de comportamiento, a lo que se ha llamado mimetismo del líder y que es la atracción natural que ejerce conscientemente o inconscientemente el líder en relación con sus subordinados.

Michel Quoist sostiene la tesis de que los músculos de la cara se van configurando de acuerdo con los estados de conciencia de los seres humanos; así, por ejemplo, el rostro de una persona que constantemente está angustiada será angustiado, lo mismo que el de un avaro, un hipócrita, un libidinoso, etcétera. Así también hay personas que reflejan una gran paz interior, alegría; hemos podido observar cómo las parejas después de muchos años de casados se parecen físicamente, aun cuando sus características eran en un principio diametralmente opuestas, pero al compartir durante tantos años sus estados de conciencia llegan a parecerse físicamente. Algo similar sucede con el subordinado, después de algunos años de convivencia con su líder.